lunes, 9 de junio de 2014

Carlos Morales

Carlos Morales en el Parque del Retiro de Madrid, por Irene Zamorano Cruz




Carlos Morales (Tarancón de Cuenca, España, 1959) es autor, como poeta, de Palabras de Tierra y Vino (1982), S (1984), Un rostro en el jardín (2000, Premio Luis Ríus de poesía), El Libro del Santo Lapicero (2000, Premio Juan Alcaide de Poesía), Salmo (2005) y, en italiano, Il tridente nel giardino (2000).
Su poesía, traducida a numerosos idiomas, ha sido recogida por Miguel Casado en la antología Mar interior (2002). Colabora con algunos medios de comunicación como crítico literario. Es autor de la que, según la crítica literaria, es –con la del también conquense San Juan de la Cruz– la versión más hermosa del El Cantar de los Cantares. Interesado por los maestros del «postismo» y del «realismo mágico», ha estudiado y prologado la obra poética de Federico Muelas (Poesía Secreta) y de Carlos de la Rica (Canto de la creación). Ha antologado la obra de poetas árabes y hebreos que trabajan por la reconciliación –Coexistence (2002)–, con cuya causa está comprometido.
Ha codirigido con el poeta Juan Ramón Mansilla el suplemento cultural «El juglar de la Frontera», y la revista Hilos de Araña. También fue responsable de dos programas de televisión -«La puerta » y «El suelo perdido». Desde 1997 es director de la editorial conquense «El Toro de Barro» –la segunda más antigua de España vinculada a la poesía– y de los «Cuadernos del mediterráneo», al tiempo que codirige con la poeta hebrea Margalit Matitiahu la colección «Kuadrinos sefardíes» y con el poeta austriaco Jaime Vándor –hasta su muerte– la «Biblioteca Internacional del Holocausto». A día de hoy, ultima una antología de la poesía de la Shoa, que será la primera del mundo en este campo.




Poemas de Carlos Morales: Aquí.
Relatos: Aquí
Libros del autor en esta editorial: Coexistence; versión de El Cantar de los Cantares; Un rostro en el jardín; Salmo.
Artículos (aquí ) y Entrevistas (aquí)
Reseñas de su obra: El Cantar de los Cantares

















viernes, 18 de mayo de 2012

Marga Clark







Marga Clark, (Madrid), escritora y fotógrafa. Realiza su carrera universitaria y cursos especializados de teatro, cine y fotografía en Nueva York. En 1978 estudia «Psicología del Retrato» con el gran maestro del retrato, Philippe Halsman. Entre los años 1978 y 1982 es fotógrafa oficial de la Oficina Española de Turismo en Nueva York, y fotografía a diversas personalidades del ámbito político y cultural. En 1985 el MOMA de Nueva York adquiere diversos ejemplares de su primer libro de fotografías titulado: Static Movement-Movimiento estático. Sus textos poéticos acompañan las imágenes de libros de bibliófilo y carpetas fotográficas. La poesía se convierte en el elemento más esencial de su posterior obra fotográfica. En 1993-94 obtiene la beca de la Academia Española en Roma. Sus obras se encuentran en importantes colecciones y museos. Entre sus publicaciones hay que destacar, en Poesía: Del sentir invisible (1999), Auras (2001), Pálpitos (2002), El olor de tu nombre (Premio Villa de Madrid 2008 de poesía), Amnios (2009), Campo de batalla (2010). Bibliófilo: De Profundis (1989), Chiaroscuro (1993), Flor de fuego (1996). Fotografía: Movimiento estático (1985), Agua (1991). Ensayo: Impresiones fotográficas (1991). Novela: Amarga luz (2002 y 2010).
Ha impartido conferencias y talleres en universidades y encuentros poéticos, ha sido incluida en diversas antologías y participado en numerosos festivales de poesía nacionales e internacionales. (www.margaclark.com)


Busco tu voz siempre escondida 

entre los nardos y las rocas. 

Ya no deseo andar junto a la muerte, 
siempre tan unidos. 
Intuyo tu vacío invisible, inalcanzable.
Te escucho porque no hablas. 

Te busco porque no existes. 

Te encuentro porque no eres.








                  









           

lunes, 5 de marzo de 2012

Clara Janés







Aunque Clara Janés (Barcelona, 1940) es, sobre todas las cosas, poeta, su creación artística y su indagación intelectual se han repartido en numerosos géneros y modos de la escritura, e incluso fuera de ella. Conocedora de diversas tradiciones literarias centroeuropeas y orientales, conectada por educación y vocación a las artes plásticas y musicales (que ha incorporado en pie de igualdad a varios de sus libros poéticos), su actividad estrictamente lírica, iniciada en 1964 con Las estrellas vencidas, ha ido acompañada por otras dedicaciones parejas: el teatro (libretos de ópera, piezas de marionetas), la biografía (con su acercamiento al músico Federico Mompou), la crítica literaria (aproximación al universo simbólico de Juan Eduardo Cirlot), el memorialismo (con títulos como Jardín y laberinto, de 1990, y La voz de Ofelia, de 2005) y la edición filológica, ello sin contar con su asidua y sostenida labor de traductora (Vladimir Holan, Jaroslav Seifert, Ramos Rosa...).
Bien mirado, las anteriores no son tanto facetas complementarias que deben sumarse para percibir en su conjunto el universo de la autora, cuanto maneras de desarrollo expansivo de un núcleo sensible que circunstancialmente escoge uno u otro cauces de género. Distribuir la producción de Clara Janés en compartimentos tipológicos cerrados presenta un problema debido al carácter absolutamente unitario de su almendra espiritual, que se impone sobre las ocasionales especificidades, toda vez que, en la autora, la biografía está constituida por sus lecturas y sus escrituras, la aventura interna rige sus avatares externos y termina confundida con ellos, y la experiencia y la reflexión no tienen barrera separadora. Ello es fruto, tanto como de su peculiar sensibilidad, de una sincronicidad sintetizadora e intuitiva afinada en la frecuentación del pensamiento oriental, extraño a la tendencia fragmentadora y analítica de la cultura occidental.
Ya en sus primeros títulos, pero sobre todo a partir de En busca de Cordelia y poemas rumanos (1975), quedan fijados los rasgos formales de su lírica, presididos por la sutileza, el parpapedo expresivo y la desnudez ornamental penetrada por la música. Se ponen éstos al servicio de unos temas reluctantes al casticismo y alentados por un espiritualismo en el que se forja su imaginario personal, plasmado mediante el aforismo de resonancias presocráticas, la levedad —también aforística— del haikú, el vuelo visionario del misticismo, el entramado simbológico.
Muchos de sus libros vertebran una postura ginocéntrica, que replantea la función de la mujer en una cultura que la ha postergado, así como los mitos de la madre telúrica. La andadura existencial del sujeto va estableciendo hitos sucesivos en títulos como Libro de alienaciones (1980), Eros (1981), Vivir (1983), Kampa (1986), Lapidario (1988), etc. En su mostración de lo femenino, cobra gran importancia la manifestación liberadora del deseo erótico, tal como se aprecia en Creciente fértil (1989), donde la sexualidad respira en las figuras medioorientales en que se funda la cultura (más bien que máscaras, actualizaciones culturales del yo). Adentrada en la madurez, Los secretos del bosque (2002) despliega el tercer tramo biográfico que, en la cultura hindú, supone el desprendimiento purgativo que sirve de preparación para afrontar el cuarto y último tranco de la vida. Las asechanzas de los goces sensoriales y del amor, tal como aparecían en Eros o en Oriente fértil, la asaltan aún en ese camino de adentramiento hacia la espesura boscosa, en cuya conformación simbólica convergen tradiciones místicas diversas, y al cabo de la cual se abre un vacío anchuroso y apacible. Paralajes (2002) se inicia con una invocación a la infancia, ese momento «donde no existen todavía ausencia ni recuerdo», en que el mundo brota ante los ojos, reducido a unas briznas de su realidad. En otros poemas del mismo libro, la mirada contemplativa se deslíe en una cosmofanía de manzanas, saltamontes, desiertos, campanillas de luz, con un lenguaje mondo, unas formas tenues y una estética aliviada de bulto humano. La senda de retracción y de acendramiento la conduce a los umbrales del «punto cero» en que se sitúa Fractales (2005): una tierra de nadie, de nada, de la que se han eliminado elementos adventicios, esquinas argumentales y grumos de la retórica, desprovistas casi las palabras de su capacidad de representar.
Ángel L. Prieto de Paula

jueves, 25 de febrero de 2010

Amador Palacios


Nacido en la ciudad manchega de Albacete (1954), Amador Palacios es licenciado en Filología Española y uno de los más activos investigadores de la poesía española de posguerra -con especial mención de las vanguardias del movimiento postista- y de la poesía portuguesa contemporánea. Sus colaboraciones como crítico literario ha llegado a los medios especializados y a los diarios de mayor difusión de España, Portugal, Centroeuropa y América Latina, fundando y dirigiendo algunas memorables publicaciones como la irrevervente y vitriólica La Mujer Barbuda, de tan grato recuerdo. Asimismo, tiene en su poder algunos galardones y distinciones literarias ("Biografías Palentinas", "Barcarola", finalista del "Rafael Morales", finalista del "Adonais", "Veintenario" -Radio 3, RNE-, etc.).
Entre su ya amplia obra poética debemos destacar Rito amoroso (1972); Notas cotidianas (1978), Ejercicios de versificación (El Toro de Barro, 1978), Billete heterónimo (1985), La cúspide y la sima (1987), Enemigo admirable (1994), Exarconte de un coro (1995), Suite en la Casa de Campo (1998), Tragedias solo subjetivas (1998), Pajarito bañándose en un charco. Antología (El Toro de Barro, 2001), Estancias (El Toro de Barro, 2005), Canta y no llores (El sombrero de Ala Ancha, 2006) y Licencias de pasaje (2007). Tampoco conviene olvidar sus estudios en torno al postismo y a Gabino-Alejandro Carriedo, ni sus excelentes traducciones de poetas portugueses como Lêdo Ivo, Casimiro de Brito, Camilo Pesanha y Cesáreo Verde.






lunes, 22 de febrero de 2010

Ángel Crespo


Ángel Crespo -que fue con Gabino-Alejandro Carriedo y Federico Muelas uno de los tres grandes númenes tutelares de la tradición literaria de «El Toro de Barro»- nació en 1926 en la villa manchega de Alcolea de Calatrava (Ciudad Real). Entre riscos, trillas, cabezales y moruecos le sorprendió la terrible Guerra Civil Española (1936-1939) cuando apenas sí contaba con diez años de edad, regalándole bajo su olor a pólvora la más antigua de sus iluminaciones iniciáticas, encarnada en la figura de un culto profesor que, a salvo en la casa de sus padres de los mortales “paseos” al amanecer, le inyectó en la sangre esa pasión por el aprendizaje de las lenguas y por el mundo esotérico de los dioses antiguos que estaría en la base de lo que en el futuro habría de ser su monumental obra poética.
Ya en Madrid desde 1942, su voz comienza a emerger del realtivo anonimato cuando, de la mano de Carlos Edmundo de Ory, decide vincularse a lo que quedaba de aquel «movimiento postista» que, nacido y muerto en 1945, no se le ocurrió otra cosa que reivindicar permanentemente la alegría e intentar rehabilitar los principios de las vanguardias surrealistas en una España para la que, sometida al luto permanente de posguerra, "lo primero era el dolor" y la búsqueda de un arte capaz de reflejar ese dolor y de proponer un marco moral reconocible que diera sentido a la propia vida, ya fuera elevando de sus ruinas los valores de la catolicidad y del viejo imperio -es el caso de los poetas del «garcilasismo»- o -como lo hiciera la escuela «tremendista»- proponiendo otros que legitimaran la búsqueda de un cambio social hacia un mundo más justo. La militancia postista -que antecedió, aunque por poco tiempo, a su integración en el Partido Comunista- resultaría capital para Ángel Crespo, no tanto por sus aportaciones literarias -fueron más abundantes las que ofreció como crítico de árte- sino por haber enraizado en él la voluntad estética de hacer del lenguaje la principal fuente de emoción poética, la conciencia de la autonomía del arte respecto de las circunstancias en las que se conforma, y la certeza ética de que que no se podía articular un mundo nuevo con el lenguaje antiguo del mundo que se quería precisamente transformar.
Con estas concepciones firmemente arraigadas, Ángel Crespo se lanzó en los años cincuenta a la poesía realista propia de una época que exigía a sus intelectuales compromisos políticos claros y visibles contra el Régimen de Franco. Con la complicidad de Gabino-Alenadro Carriedo y Federico Muelas, Ángel Crespo encabezó el «pajarerismo» (1950-1956), un grupo organizado en torno a las revistas Deucalión y El pájaro de paja que aglutinó en su discurso disidente a los últimos mohicanos de la vanguardia con los partidarios de un realismo nuevo -el «realismo mágico»- ajeno a los excesos expresionistas del tremendismo y orientado a la evocación poética de esos espacios menos evidentes de la realidad capaces no obstante de representar por sí mismos, y sin tantas estridencias, el gran drama de la existencia humana. Preparada por el poeta Toni Montesinos y con el título de Oculta transparencia, «El Toro de Barro» editó en el año 2000 una breve antología -de la que hemos recogido aquí algunos esquejes- de la poesía escrita por Ángel Crespo en aquellos años cincuenta, una poesía que, instalada en la memoria de la niñez perdida, proclama una fusión telúrica con la naturaleza no exenta de pasiones epicúreas y cuyo declarado panteismo soportará -tal y como apuntó María Teresa Bertelonni- una constante reflexión existencial de gran sensibilidad simbólica sobre el carácter efímero del transcurrir del hombre y del peso de las circunstancias adversas que lo atenazan.
Sin embargo, y a pesar de que, en los tiempos de la revista Poesía de España (1960-1963) -que él fundó y codirigió con Gabino-Alejandro Carriedo- su poesía acentuó su perfill político, la persistencia de esa voluntad de estilo tan particular -que se mostró evidente con su No sé cómo decirlo (1965) y con su reivindicación póstuma del maestro postita Eduardo Chicharro, del que editó en 1965 junto a Pilar Gómez Bedate una antología poética en «El Toro de Barro»- terminó por fracturar los hilos de comunicación con la intelectualidad comunista y los grandes líderes -pensamos en Celaya- de la poesía social, que veían en la estética de Crespo un gesto burgués y antirevolucionario. La presión, en este sentido, de sus correligionarios de partido, y la certeza de su apresamiento inminente por las fuerzas del Régimen, le forzaron a exiliarse en 1967, para no volver a España hasta veinte años después.
Su aventura cosmopolita, que comenzó en Italia y concluyó en Puerto Rico tras su paso por Suecia y los Estados Unidos de América, dejó profunda huella en su avatar poético. Lejos de la presión política de España, y con la decisiva intervención de su gran amigo y cómplice ideológico el poeta brasileiro João Cabral de Melo Neto, promovió a través de la Revista de poesía brasileña la vanguardia «concretista» y el desarrollo de un lenguaje nuevo y radicalmente distinto al empleado por los creadores del sistema que se pretendía cambiar. El desafío de Ángel Crespo a las formulaciones tremendistas características del realismo político español de aquellos años no se quedó allí, sino que adoptó -de un modo creciente, a partir sobre todo de su Docena florentina (1965)- una vocación culturalista que venía a legitimar las aspiraciones de un tiempo concreto con los valores éticos inherentes a la antigüedad. Esta suerte de realismo -que estuvo en la base del «realismo mitológico» que llevo adelante en solitario su amigo Carlos de la Rica- dejó progresivamente paso a una nueva orientación, que le conduciría a una poesía de naturaleza esotérica con la que, a través de un complejo mallazo de referentes simbólicos y míticos, intentaría convertir el arte de la escritura en un instrumento de conocimiento espiritual y metafísico de su «yo» interior y de su «yo» en el mundo, en la línea marcada originariamente por Valle-Inclán y Juan Ramón Jiménez y que discurriría paralela a la seguida por otros poetas de su generación como Juan-Eduardo Cirlot, Carlos Edmundo de Ory, Miguel Labordeta, Claudio Rodríguez o José Ángel Valente.
Esta nueva concepción de la palabra poética como una «aventura del conocimiento» se fortaleció profundamente con su acercamiento -como traductor- a la obra de Dante y de Petrarca, induciéndole a partir de los años setenta a la práctica de la poesía como una tarea alquímica orientada a la metamorfosis individual con la sola herramienta de las iluminaciones del espíritu. De algún modo, el exilio le condujo a un camino que ya no abandonaría nunca, y que, en gran medida, era un renovado camino de retorno a aquellos viejos sótanos de su casa natal donde un viejo profesor perseguido le abriera las llaves del misterio y de los mitos, para iniciar, con ellos en la mano, un intensísimo y liberador viaje hacia las habitaciones más oscuras del espíritu humano, cuya conocimiento se convirtió en el principal objetivo de la obra poética que dejaron los últimos treinta y cinco años de su vida entre los hombres. Las sentencias y aforismos de Con el tiempo, contra el tiempo y de La invisible luz, editadas por primera vez en El Toro de Baro en 1978 y 1982, son palmariamente significativos de los planteamientos estéticos de la delicadísima "aventura de conocimiento" de ese Ángel Crespo que alcanzaría su definitiva madruez en la consumación de los últimos poemas de su vida, cuyo dramático final aconteció en las navidades de 1995. Bajo la nieve... (1)



(1) La amplia antología poética que hemos recogido aquí -tan inválida como cualquier otra- no viene a ser otra cosa que un pálido reflejo de la obra gigantesca de un poeta heterodoxo al que «El toro de barro» quiere recordar con este mínimo homenaje. En la red existen multiples estudios sobre su vida y sobre sus haberes literarios que no conviene olvidar. Vikipedia dedica al poeta un afortunado testimonio bio-bibliográfico, en el que el lector podrá hallar sobre su obra una información mucho más detallada que la que ofrecemos aquí. En la revista Ínsula, la que fue esposa y colabora del poeta, Pilar Gómez Bedate, da cuenta con un estudio contextualizador de la evolución poética de Ángel Crespo; más atenida a un análisis extrictamente literario, María Payeras Grau realiza en Secrel un recorrido por el universo simbólico del autor que busca -con éxito- trazar los grandes saltos del mundo poético del mejor traductor de Dante a todas las lenguas de todos los tiempos y uno de los más grandes poetas españoles del siglo XX.



(En caracteres más oscuros y del color de la tierra mojada, el lector podrá encontrar una biografía del poeta Ángel Crespo, adentrarse en su mundo poético a través de una
amplia selección antológica o adquirir noticia de los libros del autor editados por El Toro de Barro y, de un modo especial, de su Oculta transparencia.








viernes, 19 de febrero de 2010

Carles Duarte


Carles Duarte (Barcelona, 1959) es poeta y lingüista. Su poesía, en la que están presentes de modo constante el paisaje y las referencias culturales del Mediterráneo, tiene como temas centrales la ternura, el sueño y el olvido. Su obra ha sido traducida a diferentes. Es caballero de las Artes y las Letras de la República Francesa. Entre sus libros de poesía podemos destacar Tríptic hebreu (Tríptico hebreo), El silenci (El silencio), El centre del temps (El centro del tiempo) y Els immortals (Los inmortales). También ha publicado libros de narrativa (Somnis), ensayos (La poesía catalana del siglo XX). Su obra poética ha sido recogida en varias y prestigiosas antologías (Antologia de poetes catalans, publicada a cargo de los profesores Martí de Riquer, Giuseppe Grilli y Giuseppe Sansone).
Duarte ha colaborado con pintores como Antonio Hervás, escultores como Guido Dettoni y Manuel Cusachs, fotógrafos como Francesc Guitart y Kim Castells y cantantes como Dounia Hédreville, Josep Tero, Antonio Placer, Elena Ledda y Franca Masu.
Como lingüista ha trabajado con los profesores Joan Coromines –con el que colaboró durante más de diez años en la elaboración del Diccionari etimològic i complementari de la llengua catalana-y Antoni M. Badia i Margarit, y ha publicado libros de lingüística histórica y de lenguajes especializados (Gramàtica històrica del català, junto a Àlex Alsina, El lenguaje jurídico, junto a Anna Martínez, o Llengua i administració.
Fue secretario general de la Presidencia de la Generalitat de Catalunya en el último gobierno presidido por Jordi Pujol (1999-2003). Actualmente dirige la Fundación Lluís Carulla, preside los premios literarios Recvll de Blanes y la Comisión de Cultura de la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País; es secretario del Cercle del Museu d'Història de la Ciutat de Barcelona y patrono de la fundación Amics del MNAC.
Su obra ha merecido numerosos premios nacionales e internacionales: Premi Cadaqués a Rosa Leveroni (1995): Cohèlet; Premi Vila de Martorell (1996): Ben Sira; Premi Ciutadà Europeu (desembre 2002), concedit per Foro Europa 2001; Chevalier des arts et des lettres de la "República Francesa"; Premi de la Crítica "Serra d'Or" de Poesia (2004); Premi FIEC (Federació Internacional d'Entitats Catalanes, 2004); Premi APPEC (Associació de Publicacions Periòdiques en Català) (2004).

Poemas del autor: El Dios de la ternura
Libros del autor editados por El Toro de Barro: El Dios de la Ternura
Artículos (aquí) y entrevistas (aquí)

sábado, 28 de noviembre de 2009

María Antonia Ricas


María Antonia Ricas Peces nació en Toledo en el otoño de 1956. En el año 1975 publica su primer libro, Ventana, y hasta el último libro, Hermes (1995-2005): Poesía en Toledo, editado en el año 2007, hacen un total de quince publicaciones, la mayoría de ellas de poesía. Ha participado en numerosos cursos y seminarios relacionados con su labor como maestra o cercanos a su actividad literaria. En ocasiones estas dos facetas se han unido cuando la autora ha presentado ponencias y/o conferencias desarrolladas sobre su vida laboral-artística. Entre los cursos, seminarios, programas, ciclos de poesía, etc. en los que ha participado destacan: 2ª Semana de Poesía de Castilla-La Mancha. Guadalajara. 1984; Poemas para la 5ª Semana de la Mujer. Toledo. 1996; Coordinadora y participante en CUATRO POETAS TOLEDANOS. Ayuntamiento De Toledo. 1996; POESÍA Y VIDA COTIDIANA (Taller de Literatura “Un día con Mario Benedetti”, organizado este curso por el Centro de Estudios Internacionales-Fundación Ortega y Gasset. Julio de 1997. Toledo; XI ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS, organizado por el Ayuntamiento de Salamanca y la Fundación “Salamanca Ciudad de Cultura”, entre otras instituciones, en Salamanca, año 2008. Igualmente ha sido Codirectora del programa de radio “Tertulia de Letras”. Fundación Ortega y Gasset-Onda Cero y ha participado también en: Homenaje a la Generación del 98. Círculo de Arte-Fundación Ortega y Gasset. Toledo. 1998; Homenaje a Garcilaso de La Vega. Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. 1999; III ciclo de Poesía Actual. Galería Cerdán-Ayuntamiento de Talavera. 2003. AULA JOSE LUIS SAMPEDRO DE POESÍA: VIII Ciclo. Aranjuez. 2004; LA MUJER EN LA LITERATURA. Conferencia impartida en la biblioteca Pública de Sonseca. 2004.Ha sido incluida en MAR INTERIOR. Poetas de Castilla-La Mancha. Servicio de Publicaciones. Junta de Castilla-La Mancha. 2002 y en LA TIERRA ILUMINADA. Un diccionario literario de Castilla-La Mancha. Servicio de publicaciones de la Junta de Castilla-La Mancha. 2003. Es codirectora, junto al poeta Jesús Pino, de la revista artesanal de poesía HERMES y de la colección de poesía ULISES, en Toledo, desde el año 1995. Entre las menciones y premios recibidos se pueden reseñar: Mención Honorífica en el XXXIV Certamen Literario Internacional (Sección Poesía) del Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos. Nueva York. 1998; Accésit del Premio de Poesía de Castilla-La Mancha. Toledo. 1998; Premio de Poesía Rabindranath Tagore. Madrid. 1990; Premio de Poesía Rodrigo de Cota. Toledo. 1991; Premio de Poesía Oliver Belmás. Murcia. 1996; Premio de Poesía Nicolás del Hierro. Ciudad Real. 2004.
Su obra ha aparecido en otras publicaciones como: CIEN POETAS EN CASTILLA-LA MANCHA. Colección Avena Loca. Patronato Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara, 1986; TEXTOS PARA ÁNGEL CRESPO. Área de Cultura de la Diputación Provincial de Ciudad Real. 1986; PALABRAS PARA UN ESCULTOR. Encuentros en Toledo, 1895-1995., Catálogo Homenaje a Alberto Sánchez. Ayuntamiento de Toledo. 1995; CONFLUENCIA, revista hispánica de cultura y literatura. University of Northern Colorado. E.E.U.U. 1996; TOLEDO EN EL CORPUS CHRISTI. Volumen editado por Juan Ignacio de Mesa y Ángel Melguizo. Toledo. 1997; Revista TURIA. Número 47/48. Teruel. 1999; ENCULTURA. Revista de arte y literatura. Ediciones Bremen, Toledo (en todos los números aparecidos, años 2003-2004); Revista BARCAROLA. Números 63/64 y 65/66. Albacete. 2004-2005; Revista DIÁLOGOS DE LA LENGUA. Ediciones Olcades. Cuenca. 2006; Revista Añil Número 30. Almud Ediciones y Centro de Estudios UCLM. 2006; Revista LA SIESTA DEL LOBO, Nº 20. Asociación Cultural. Albacete, 2006; Revista ARCHIVO SECRETO. Nº 3. Especial Poesía en Toledo. Ayuntamiento de Toledo, 2006.